viernes, 12 de agosto de 2016

EL BAR DEL TÍO


Fui a Valparaíso de noche en busca de ese escenario único que entrega el puerto "bohemia, música, arte y conversación casual"...  entonces, comencé a subir por calle Almirante Montt, hacia el Cerro Concepción, cuando de pronto entre grafitis y ladrillos viejos de un edificio patrimonial, aparecía un pequeño bar que formaba parte de esa decoración espontanea; la energía que fluía de su interior me despertó los sentidos que andaba buscando, además que el nombre me pareció un tanto amistoso... EL BAR DEL TÍO.
Una vez dentro, me encuentro con un lugar pequeño, pero con los espacios muy bien distribuidos. Una arquitectura antigua y en bruto que se complementa a la perfección con obras de artistas locales. También me llamó la atención el estilo de decoración que no deja cabo suelto a ningún rincón y siempre hay algo para descubrir.


El creador de este concepto es Oliver Klughertz, un joven viajero francés, que se encantó con Valparaíso y decidió quedarse. Él es quien dirige la barra, conversa con los clientes y prepara una infinidad de cócteles de autoría, además de los shooters que son pequeños tragos para rematar la noche, algunos muy suaves y otros solo para valientes.
El local también ofrece una gama de tapas gourmet al estilo francés a no más de tres mil pesos por cada una... ambiente ideal para la decena de músicos callejeros que pasan por ahí a los que el Tío les permite exponer su música por una pasada de sombrero.



















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